En personas de 70 años, la actividad física disminuye en un
40% el riesgo de presentar los llamados "infartos silenciosos", los
que por reiteración llevan a desarrollar demencia.
SANTIAGO.- Son evitables. Aunque para esto hay que
esforzarse, haciendo actividad física moderada a intensa. Se trata de los
llamados "infartos silenciosos", esa muerte de neuronas en una zona
muy puntual del cerebro, pero que al repetirse una y otra vez, van empujando a
la persona hacia la demencia.
Un estudio realizado en Estados Unidos con 1.238 personas
mayores de 60 años, las que nunca habían sufrido un ataque cerebral, demostró
que quienes se exigen al momento de ejercitarse reducen en un 40% el riesgo de
presentar estos infartos, los que muchas veces pasan inadvertidos.
"En otras ocasiones se traducen en la caída al suelo de
la persona, pérdida de memoria o ciertos problemas de movilidad", dice el
autor del estudio, el doctor Joshua Willey, de la U. de Columbia en Nueva York
y miembro de la Academia Americana de Neurología.
Por esto, en su opinión, hay que "alentar a la gente
mayor para que realice ejercicio moderado a intenso, como una estrategia para
mantener sus cerebros sanos".
Los resultados de la investigación aparecen publicados en la
versión online de la revista Neurology.
Ser proactivo
Al iniciarse el trabajo, los participantes debieron
responder un cuestionario acerca de con qué frecuencia e intensidad hacían
ejercicio. Seis años después se les hizo una resonancia magnética, cuando el
grupo tenía una edad promedio de 70 años.
Mientras del total de participantes, el 43% no hacía
ejercicio regular; el 36% tenía una actividad liviana como jugar golf, caminar,
bailar o jugar bowling; y un 21% practicaba ejercicio moderado a intenso como
excursionismo, jugar tenis, nadar, andar en bicicleta, trotar o jugar
raquetbol.
Al momento de hacer la resonancia se vio que 197
participantes, un 16%, tenían pequeñas lesiones cerebrales o infartos. Pero en
el caso de quienes hacían ejercicio enérgico, presentaron una disminución del
40% en el riesgo de hacer infartos silenciosos en relación a quienes no tenían
actividad física regular.
Esta diferencia se mantuvo cuando se corrigieron otros
factores de riesgo vascular como presión arterial elevada, colesterol alto o
tabaquismo. Asimismo, se observó que no había diferencia entre quienes hacen
ejercicio liviano y los que no tenían actividad física.
"Desde luego, el ejercicio liviano tiene muchos otros
efectos beneficiosos, por lo que estos resultados no deben desalentar a la
gente de hacer actividad liviana", advierte Willey.
Para el neurólogo Pablo Lavados, jefe del Programa de
Enfermedades Cerebrovasculares de Clínica Alemana, el ejercicio protege de los
infartos tanto cerebrales como cardíacos.
"Esto porque disminuye la presión arterial, hace bajar
de peso y de paso reduce el riesgo de diabetes. También disminuye la
inflamación, que es otro factor que favorece los infartos", explica este
especialista.
Además, el ejercicio se asocia indirectamente a otros
hábitos saludables: "Las personas que hacen actividad física moderada a
intensa son proactivas con su salud, por lo que tienden a fumar menos y a comer
más sano", asegura Lavados.
Por Sebastián Urbina, El Mercurio
Fuente:
http://www.lasegunda.com/noticias/cienciatecnologia/2011/06/654897/el-ejercicio-moderado-a-intenso-reduce-el-riesgo-de-infarto-cerebral-en-mayores
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